Conocí el Yoga luego de un momento difícil de mi vida, después de tratar el insomnio con varios tratamientos. Un médico naturista me indicó la práctica de Yoga y quise profundizar mis conocimientos. Entonces decidí hacer el Instructorado de Yoga Pilates Mat y Reformer. La historia de Joseph Pilates me atrapó. Él padecía muchas enfermedades, sobre todo óseo musculares y creó el método para rehabilitar y mejorar la condición física.
Luego llegó a mi vida mi única maestra Gloria Mattiazzi y empecé el gran camino del Kundalini Yoga, según las enseñanzas de Yogui Bhajan. Todo esto resultó una fusión mágica para mí: por un lado la rehabilitación y por el otro el amor y el servicio. Es por eso que quise dar clases no solo a los que estaban fuertes y ágiles, sino que también me atrapó la tercera edad, esas personas que no tienen espacio en otros institutos, porque necesitan más atención, más elementos, más amor genuino. Que logren avanzar en su movilidad es una recompensa a mi alma. Gracias a Lala y Alejandro que abrieron en Chacras un espacio para la tercera edad puedo llevar adelante la misión de mi vida. Mi vieja realidad de no poder dormir se transformó en soñar cada día.